Domingo, 2 de Abril del 2.023
En este mi diario de Mi Camino, os voy a dejar reflexiones, fotos, videos, audios, etc. Y quiero iniciar esta primera etapa, poniendo un audio que hice antes de empezar el tan ansiado camino.
Con esto empieza la 1ª etapa entre Sarria y Portomarín, cómo has podido escuchar, el tren sale a las cuatro de la tarde desde la estación de Chamartín. Decidimos comer fuera, en el sitio donde siempre comemos en las grandes ocasiones, en el chinito, somos así de simples. Comemos un poco rápido, aunque lo disfrutamos, no da para andar entreteniéndose. Habíamos acordado que me dejaran en la estación de cercanías de Vicálvaro, y yo iba hasta Chamartín en el cercanías, porque meterse en la zona de Chamartín con el coche, es una locura, los accesos estaban en obras lo que dificulta más acercarse con el coche.
Llego justo a tiempo, aunque había mucha gente haciendo colas para pasar los controles de seguridad con los equipajes, lo que me hizo dudar si llegaría a tiempo. Había mucha gente, algo normal es el fin de semana previo a Semana Santa. Falsa alarma, fue más rápido de lo que yo pensaba. Ya en el tren, me toca un sitio al lado de una ventana, con bastante espacio, estoy muy cómodo.
El trayecto hasta Sarria no es directo, hay que hacer una escala en Orense y desde allí tomar un autobús que nos llevará hasta Sarria. Se me hace corto, aprovecho para escribir estas primeras líneas, pongo en papel estas primeras reflexiones.
Antes de coger el autobús tengo cuarenta minutos de descanso, doy una pequeña vuelta por los alrededores de la estación y me permite ver río Miño, un puente de lo más sicodélico. Me sirve para empezar a ver más peregrinos, a ver a grupos, parejas, familias que me acompañan en el camino, se nos nota a la legua, las mochilas en la espalda, las caras de ilusión y también me sirve para hacer mis primeros pasos con el peso de la mochila, eso me asusta un poco, pesa bastante y sólo es un tramo corto, no sé cómo será luego en las etapas, eso me hace ser más consciente que no será fácil.
Llegando a Ourense
Vistas del Rio Miño
Llego a Sarria sobre el horario previsto, la primera sensación que tengo es rara, entre que no me lo creo al estar pisando un terreno que tanto había soñado y de seguir pensando en quedarme con todo, en disfrutar, en no perderme ningún detalle.
Pongo el GPS en el móvil para poder llegar al albergue, bajo por una avenida grande, lo que me hace ver que Sarria es un pueblo grande, moderno, tiene mucho comercio, supermercados conocidos por todos y mucha vitalidad. Llego a una glorieta para girar a la derecha y entrar en la zona un poco más típico de esas tierras gallegas. Entras en las zonas de los albergues, de bares que ya están llenos de peregrinos.
Empiezas a empaparte de camino, de todo lo que supone, durante el trayecto ves detalles que te van introduciendo, te van hipnotizando, serán las meigas, no lo sé. Empiezas a ver las flechas amarillas, iglesias que llevan allí muchos años y que sabes que han sido contempladas por millones de personas y tú eres uno más, te vas dando cuenta que eres pequeñito, te vas empapando de humildad ante todo lo que al camino te tiene preparado y por el cual, tiene la fama que tiene, bien merecida, por cierto.
Llego al Albergue el Obradoiro, la litera me costó 10€. Son más o menos las 21:30, me atiende la responsable, muy amable y me explica horarios para poder ir a cenar y volver, no más tarde de las 23:00 y salida antes de las 09:00. Me enseña mi litera, esta ya todo apagado y algunos peregrinos ya están durmiendo. Me da una sabana para poner encima de otra que ya tiene el colchón, una funda para la almohada y una manta. Todo parece muy limpio, la ropa huele muy bien y todo esta muy cuidado.
Salgo a cenar, lo cual es una misión casi imposible, por las horas que son, algunas cocinas ya están cerradas y en otros hay mucha gente. Consigo hacerme un hueco en uno de los bares y ceno un bocadillo de calamares con una cerveza Estrella Galicia. Todo muy rico, creo recordar que me cobran 6€.
Vuelvo al albergue y me acuesto esperando descansar, que mañana empieza el camino de verdad. Me esperan 21 km por delante.
He dormido bien, intento desayunar antes de empezar a caminar, pero si por la noche la cena estuvo complicada, entrar a cualquiera de los bares para desayunar es tarea imposible. Muchísima gente que abarrotan tanto los interiores como los exteriores de todos los bares. Decido iniciar al camino, porque se que a pocos kilómetros hay un pueblo y espero poder desayunar allí. Llevo agua y galletas, por lo que no me preocupa mucho iniciar la marcha.
La salida de Sarria se hace pasando al lado del Monasterio de la Magdalena, lo que ya es el primer momento bello del camino.
Este primer video no solo representa ese inicio del camino, es también el puente donde Miguel Ángel Tobías en la Serie El Camino Interior que podéis ver en RTVE cruza con Cristian Sainz. Os recomiendo toda la serie y entenderéis lo especial que es ese puente y la sensibilidad de la serie.
El hilo de peregrinos se divisa a muchos metros por delante y por detrás. Las caras de todos es de alegría, se nos nota que estamos todos eufóricos, las risas y comentarios no paran entre los diferentes grupos que llenan el camino.
Un camino que se llena de verde por ambos lados, arboles, riachuelos y animales que hacen un escenario idílico. No me imaginaba que sería tan bonito, puede que mi euforia, no me deje ser neutral en lo que vivo en estos primeros pasos.
Intento empaparme de cada paso, de cada cruce, de cada subida o bajada que presenta este primera etapa. La temperatura es ideal para andar con tranquilidad, sin agobiarse. Voy consumiendo kilómetros entre sellado y sellado, entre parada para comer algo y tomar de nuevo fuerzas para seguir adelante. Pasan las horas y cuando menos me doy cuenta, veo a lo lejos Portomarín, el destino está al alcance de mis pies. Miro la hora, aunque han pasado unas cinco horas, tengo la sensación de estar llegando muy pronto. Decido parar a comer y afrontar los últimos kilómetros con suficiente energía.
Reanudo el camino después de comer y se me hace muy pesado, ese último tramo, que más o menos es de una hora, tardo casi dos horas. El cansancio me ha llegado de golpe, pero al llegar al puente que cruza el rio Miño, me da alas y se me pasa todo ese cansancio de golpe.
Hago una video llamada con mi mujer, con Manuela. Hemos visto juntos la serie del Camino Interior y reconoce ese puente, sabe que he llegado al final de la meta y recorremos esos últimos metros juntos. No puedo reprimir las lágrimas. Son de alegría al conseguir ese primer objetivo.
Portomarín me recuerda a un pueblo andaluz, con esas casitas blancas a la orilla del rio Miño.
Esta primera reflexión que te dejo a modo de video, es justo al llegar, sentado todavía con la alegría y la satisfacción de lo conseguido, disfrutando de esas maravillosas vistas y asimilando que todo lo que habías soñado, todo lo que habías imaginado, ahora es real, que he conseguido hacer un sueño realidad, pero esto solo es el principio, la primera etapa de mi camino. Un camino, que como todo en mi vida, no sería fácil, que me tenía sorpresas y nuevas sensaciones que os sigo contando.
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