Vamos a empezar con un chiste
En la sala de espera, sale el doctor y pregunta “¿familiares de la Sr. García?” y un señor dice, “si yo, es mi suegra” y el doctor le dice, “su suegra no ha entrado en un buen estado, debemos de operarla de inmediato y sentimos decirle que está muy crítica”…a lo que el hombre le contenta “será posible esta mujer, ni en el quirófano deja de meterse en todo y criticarlo”
Desde entonces, yo le llamo a estar en estado crítico, al estado de esa persona que no hace nada más que criticar, que se queja por todo, todo lo parece mal, nunca es el momento, nunca es el lugar, nada vale, ni, aunque le salgan las cosas bien, lo critican y dicen: “ pues no quería hacerlo así ”, increíble de verdad.
Seguro que todos conocemos a alguien así, en nuestra familia, nuestro trabajo o en otro entorno, los tenemos localizados.
Y encima, si os fijáis, vemos que esas personas son adivinas, porque saben siempre que va a pasar en el futuro, y siempre son cosas malas, que obsesión.
¿Y sabéis que es lo peor? que esas personas son los más críticos con la persona más importante de su vida, son muy, muy críticos con ellos mismos. Que “si estoy gordo”, que, si “que arrugas tengo en la cara”, “que mal me queda esto”, “no voy a aprobar”, “esto no me va a salir bien”, “veras que bronca me cae de mi jefe”, “me van a despedir”, podríamos estar así todo el día.
Hemos dicho que tenemos a esas personas localizadas, y nosotros ¿Cómo somos?, ¿Qué nos decimos cuando algo nos sale mal?, ¿Cómo nos hablamos? O somos de esos que consejos doy que para mí no tengo, o igual somo al contrario y vamos con que somos perfectos y todo nos sale genial, no fallamos en nada, y si sale algo mal, siempre es culpa de otro o de algo, ,ojo con eso, tiene su peligro.
Pero vamos a pensar solo en la “criticidad del problema”. Vamos a pensar en nuestro mejor amigo, o incluso que nuestra pareja, siempre nos esté diciendo esas mismas palabras que nosotros nos decimos, ¿seguiríamos siendo amigos suyos?, ¿seguiría siendo tu pareja?, no se puede estar así.
Responde esta pregunta, ¿con que persona pensáis que más habláis a lo largo del día?, con tu pareja, con tus padres…no, es contigo mismo, desde que te levantas hasta que te acuestas, por lo tanto, pasar un día contigo mismo a veces, se nos puede hacer muy largo, no se puede soportar a alguien, aunque seas tú mismo que todo el día está en ese estado crítico.
Hay una estadística que demuestra que el 95% de las cosas negativas que pensamos que van a pasar, nunca pasan. Entonces, ¿por qué seguimos pensando así? ¿por qué esas personas que viven enfadados todo el día, siguen así? y si lo tenemos localizado, no hacemos algo de inmediato, de forma urgente.
Vamos con la parte de echar la culpa de sus males a un tercero, el profe me tiene manía, mi jefe me odia, mi mujer/marido no me quiere, me he dado el golpe con la pared porque el albañil la puso ahí (ese soy yo, me doy con las esquinas), no encuentro algo porque me escondéis las cosas (ese también soy yo) y es que NO somos capaces de mirarnos el ombligo y parar, dar al STOP un momento, al PAUSE mejor, para luego seguir y examinar la situación, ser realmente conscientes de que los únicos culpables de lo que nos pasa, tanto en lo bueno como en lo malo, somos nosotros, somos los únicos que tenemos la capacidad de cambiarnos, de pensar diferentes, de ser diferentes, de corregir aquello que no nos gusta, pero no lo vemos, vemos antes la paja en el ojo ajeno, que la viga en el nuestro.
Pero ¿Cómo puedo cambiar eso?, yo lo primero que haría es, sentarme conmigo mismo, mirarme a la cara, examinarme, intentar salir de mi ser, de mi ego y ver si soy soportable, quitarnos los prejuicios, la chulería y, sobre todo, quitarnos los miedos de hablar con nosotros mismos, de descubrirnos. Yo desde no hace mucho, hay momentos que me paro y me miro en el espejo, un buen rato, me miro a los ojos y al principio, reconozco que me costaba verme, me sentía incomodo, como que no sabía quién era ese del espejo, pero hay que aceptarse. El que consigue esto, tiene la capacidad de mejorar, no solo así mismo, si no todo lo que les rodea.
Otra forma de cambiarlo es preguntar a los que te rodean que piensan de ti, pero preguntar eso, tiene un riesgo, bueno dos. Uno, que lo que te vayan a decir, no te guste, eso lo tienes que asumir, no te puedes enfadar, no debes de responder, no cortar la conversación, debes dejar hablar, si quieres, puedes tomar notas, hazlo para luego poder consultarlo más tarde.
Y otra es que al que se lo preguntes, sea políticamente correcto y no te diga sinceramente lo que piensa de ti, eso puede tener la lectura de que igual no te lo dice, por miedo a tu reacción o, por lo contrario, que le importas tan poco que ni te lo dice, quiere quitarse ese marrón de encima y a otra cosa.
Quédate con los primeros. Hay una frase que dice, “mejor que un amigo te diga hijoputa, a que un hijoputa te diga amigo” y eso muchas veces, no sabemos diferenciarlo.
Yo antes tenía un trabajo que me obligaba a estar mucho tiempo, horas en la carretera, en atascos y me di cuenta de que eso me afectaba en el día a día, estaba todo el día enfadado, por las horas que había pasado parado en el atasco, eso cabrea a cualquiera. Todo ese tiempo te hace pensar que llegas tarde al trabajo y que luego vas tener que salir más tarde; o por corregirlo, tener que levantarme antes y evitar llegar tarde. No perdonaba una, si uno se quería meter delante en el atasco, no le dejaba pasar, me pegaba al de adelante, lógicamente no me gustaba que se pasara toda la fila, como habíamos hecho el resto esperando nuestro momento, para ponerse el primero, que no tenga tanto morro, que espere. Otras veces lo hacía yo, yo era el que pasaba al lado contrario, intentaba ponerme el primero saltándome toda la fila y me enfadaba porque el que había esperado pacientemente el atasco, no me dejaba pasar.
Todo me molestaba, es verdad que siempre me ha molestado todo aquello en el que uno no respeta, o actúa sin pensar en los demás. No lo puedo soportar, que uno pase sus límites para apoderarse de los límites de los demás, Otro ejemplo, estoy sentado en la consulta del médico, y tengo a cada lado mío, dos, tres, cuatro sitios y viene alguien y se sienta al lado mío, ¿por qué? No ves que hay más sitios, porque no se respeta ese espacio vital que todos tenemos. Yo para la medida de ese espacio vital, esto lo aprendí de los Simpson, si yo me pongo con los brazos abiertos y me pongo a girar sobre mi eje, si en ese espacio doy a alguien, eso es que está dentro de mi espacio vital.
Pues ni una cosa ni la otra, no podemos ver solo nuestra parte y encima pensar que es la correcta, debemos ser más asertivos, ponernos de verdad en los zapatos de la otra persona, sobre todo antes de tomar conclusiones sobre lo que hace o lo que dice, no sabemos que batalla se está librando dentro de ella.
En el perdón están muchas de las soluciones a todos nuestros males, en dejarlo atrás al igual que nuestro ego o el rencor, son una carga, a veces muy pesada, para poder escalar nuestro Everest, y eso el que está a nuestro lado lo desconoce, no sabe que tú estás pasando por ese tramo y que, posiblemente te hace actuar de cierta forma.
Descansa, párate un momento, mira a tu alrededor y disfruta de las cosas buenas que tienes, que son muchas, valórate a ti mismo, háblate con respeto y sin reproches, al fin y al cabo, eres con la persona que vas a pasar más tiempo a lo largo de tu vida.
La vida es demasiado hermosa como para pasar por ella en un estado crítico, no merece la pena, porque lo único que consigues es perderte momentos maravillosos que ti mismo, solo tú mismo puedes mejorar y que tu entorno mejore y lo debes hacer desde tu interior, desde tus pensamientos.
Ten en cuenta esta frase de Gandhi
“Cuida tus pensamientos, porque se convierten en tus palabras. Cuida de tus palabras, porque se convierten en tus actos. Cuida de tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida de tus hábitos, porque se convertirán en tu DESTINO”