Epicteto y el Estoicismo

Últimamente de forma extraña me llegan mensajes del estoicismo, lo oigo en un lado o en el otro, lo comenta algún circulo en los que me muevo y tanto escucharlo, me picó la curiosidad, ya que escuchaba cosas de Epicteto y el estoicismo que me han hecho indagar un poco más y saber, sin profundizar que es todo este movimiento.
Es por eso que os quiero dejar un resumen de mis anotaciones que iba tomando según descubría cosas sobre todo ello. Pienso que igual, os puede interesar, conocer otros puntos de vista.
Epicteto era un filósofo griego que defendía es estoicismo, una escuela filosófica del siglo III que basa sus pensamiento en la capacidad o la fuerza de voluntad de un individuo para controlar sus emociones o sentimientos. Pensaban que las personas «no podemos controlar lo que pasa a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar lo que pensamos sobre estos eventos» en vez de imaginar una sociedad ideal falsamente positiva.
Esta proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan solo siendo indiferente a las comodidades materiales, la fortuna externa y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud.
En la aceptación incondicional, radical y adaptativa de los factores externos, se aprende a enfocarte en tus acciones y decisiones, y a dejar ir lo que está fuera de tu control. La práctica de este principio te liberará de la ansiedad y la frustración causadas por preocuparte por cosas que no puedes cambiar. Para el estoico, aceptar las circunstancias tal como son es un paso fundamental en el camino estoico.
Con todo esto, se puede conseguir reconocer nuestras emociones y a comprender su origen. Nos permite tomar decisiones conscientes sobre cómo reaccionar ante las situaciones. En lugar de ser esclavos de nuestras emociones, aprendemos a ser sus dueños.
Entre otras otras enseñanzas, Epicteto nos dejo un sinfín de mensajes que nos invitan a cambiar cosas, a modificar malos pensamientos o comportamientos que nos acercan a conocer y manejar nuestras emociones y que si no se cambian, nos impiden llegar a la felicidad.
La primera de sus enseñanzas esta en el primer párrafo, no debes de preocuparte tanto por aquello no está bajo tu control, es una perdida de tiempo y un desgaste de energía para no obtener rédito.
Luego nos da unos pocos tortazos en el centro de nuestro ego cuando nos dice que incorporemos la humildad a nuestra vida, que dejemos de pensar que lo sabemos todo, que no podemos dejar de aprender de nuestros errores, que los tenemos, y de los errores de los demás.
Nos dice, escucha el doble de lo que hablas, aquí me acuerdo de un dicho popular que dice que “Dios nos dio dos orejas y una sola boca, para eso mismo, para aprender a escuchar más y hablar menos”.
Se viene otro zasca cuando nos dice que, no siempre la culpa es de los demás, que nos miremos el ombligo. Que debemos se conscientes de las consecuencias que tiene aquello que deseamos, como es el dinero, el poder o la fama, eso nos va a transformar y puede que no estemos preparados. Razón no le falta cuando clama que la verdadera riqueza está en nuestro interior, que seremos felices si sabemos centrarnos en lo que tenemos y no en lo que deseamos.
Tienen algún otro pensamiento que reconozco me cuesta más ver, pero que sin duda están llenos de sabiduría. Como cuando nos dice que esperemos siempre lo peor, que si es así, solo podemos ir a mejor. Seguro que a ti también te chocaría si te dicen que solo podrás ser feliz cuando aceptas y te acostumbras al dolor o al fracaso. Que tomemos al que está peor para ver que no estamos tan mal. Que se puede ser feliz incluso con hambre, con enfermedad, en la pobreza o incluso en la esclavitud, siempre y cuando sepas acertarlo de una manera incondicional. Es difícil de entender, por lo menos a mi me lo parece, aunque si lo analizas y eres capaz de abstraerte a todo eso, miras a tu alrededor e intentas tomar solo lo bueno de cada desgracia, porque nos dice Epicteto que esa es nuestra obligación, buscar y encontrar esa parte buena de todo lo malo.
Tiene un punto de vista más positivo, al afirmar que no debemos de odiar a quien ya nos odia, que simplemente debemos de ignorarlos, que no debemos ponernos a su altura. Debemos de apostar por la sencillez, ya que eso nos aliviara de problemas.
Rodearnos de gente positiva, de gente ganadora hará que nos contagiemos de ellos y podremos ser como ellos. Ignorar lo que piensan los demás de nosotros, no enojarnos por las acciones de otros y menos cambiar nuestra forma de ser o actuar para agradarles, nos hará tener menos preocupaciones. Al igual que si sabemos elegir a quien amar o tener como amigos, es ahí donde podemos encontrar la verdadera riqueza.
Nos habla de nuestros sentimientos, poder conocerlos y controlarnos, ya que la vida no es lo que sucede en ella, sino lo que hacemos nosotros con esos acontecimientos, como los manejamos y como dejamos que nos afecten.
Nos pide que cumplamos siempre con nuestro deber, que tengamos muchos sueños, que no solo pongamos nuestra esperanza en una sola cosa y cuando nos deja su reflexión sobre la muerte, nos dice que debemos tener presente que todo tiene su inicio y su final. La muerte está al final del camino y eso nos tiene que hacer pensar sobre como debemos vivir y que queremos dejar en ese camino.